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04.04.13

¿Sobrevive Scioli?

(7 Miradas) Algunos se preguntan si frente a esta asfixia no ha llegado la hora de que Scioli se despegue del kirchnerismo. Ahí hay que analizar el perfil psicológico del personaje y su método de toma de decisiones. El gobernador no es por naturaleza rupturista, y se da cuenta que tampoco el cristinismo está en el peor de los mundos.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) Volvió la pelea con Scioli y un nuevo operativo desgaste se cierne sobre él. Se acerca la hora de la verdad: el 12 de junio hay que inscribir alianzas y partidos. ¿Saltará o no del kirchnerismo? Vemos sus indicadores en la gente:

-Su gestión sigue alta: 62 % de aprobación, con pocas oscilaciones;

-Sin embargo, la expectativa sobre el futuro de la provincia es negativo desde mediados del año pasado cuando el gobierno nacional le retaceó ayuda para pagar aguinaldos: este indicador nunca regresó al valor positivo aunque se ha estabilizado;

-Su gestión entre los votantes de la ciudad de Buenos Aires es muy favorable: 61 % lo alaba, quizá influido por el conflicto que nuevamente tiene con el gobierno nacional;

-Continúa siendo el segundo más popular –detrás de Massa: sus opiniones favorables están estables desde mediados del año pasado (oscilan en 47 %);

-Su intención de voto –si no se presenta CFK- bajó en un año del 30 % al 17 %; buena parte de esa caída se debe a la aparición del intendente de Tigre en la competencia, porque el resto en general está estable;

-Más allá de lo cuantitativo, en los grupos focales se detecta un deterioro de sus potenciales de líder, resguardando sus atributos personales: presente, cercano, no político tradicional.

Siendo la seguridad el tema de mayor preocupación social, es lógico que la figura de Massa se potencia frente a la de quien está más expuesto a nivel nacional con dicha problemática: el gobernador bonaerense. De todos modos, está claro que Scioli no paga todos los costos imaginables por los hechos de inseguridad que se reflejan mediáticamente.

No obstante, tampoco es de teflón. Los números son muchas veces engañosos. Por eso resulta imprescindible siempre ver otras aristas a través de los grupos focales. De ese modo, Scioli no se desgasta en cuanto a imagen, pero sí en cuanto a liderazgo.

Cuando un dirigente está realmente bien parado en la opinión pública, la imagen se traduce en votos. La imagen positiva es condición necesaria, pero no suficiente, para hablar de una potencialidad electoral concreta.

Algunos se preguntan si frente a esta asfixia no ha llegado la hora de que Scioli se despegue del kirchnerismo. Ahí hay que analizar el perfil psicológico del personaje y su método de toma de decisiones. El gobernador no es por naturaleza rupturista, y se da cuenta que tampoco el cristinismo está en el peor de los mundos (ver esta columna de la semana pasada en 7 Miradas).

Scioli no es un corredor de 100 metros, es un maratonista, condición imprescindible para poder soportar los ataques de los ultra K.

Fuente: (7 Miradas)