Reseñas

25.07.14

Otra grieta en la pared

(Primavera Digital) Los testimonios y los análisis vuelven a este libro primordial para la historia de la disidencia. El autor centra sus trabajos de investigación, en la relación del periodismo y la calidad de la democracia, en especial en América Latina. Fernando J. Ruiz sufrió una corta prisión en Cuba en su última visita, cuando se llevaba los últimos testimonios de quienes poco tiempo más tarde serían los héroes de la Primavera Negra.

Otra grieta en la pared

(Primavera Digital) A Fernando J. Ruiz lo conocí en un pasillo de la Universidad Austral de Buenos Aires, mientras esperaba que mi amigo, el profesor Tristán, me llamara a su aula para que le dictara una conferencia a sus alumnos del tercer año de la carrera de Periodismo.

La universidad se estaba mudando y el ajetreo era tremendo. Encontré un armario de madera abierto de par en par en un ángulo del salón, con muchos libros, periódicos y viejas revistas, diseminadas por el suelo.

Me acerqué al armario y hallé buenos textos. Uno hablaba sobre los parámetros a tener en cuenta para dominar el arte de escribir crónicas.

Otro se titulaba "Lo que debe conocer un periodista", y varios más de corte didáctico, destinados a la formación de los encargados de informar al gran público.

También había periódicos viejos. En uno, de los años setenta, aparecía una foto de Fidel Castro a toda plana, y en la siguiente página otra igual de Perón. Hablaba de cierto acercamiento entre las dos naciones.

En eso llegó Fernando Ruiz, me dijo que era el decano de la universidad y que podía llevarme los libros que quisiera. "¡Aprovechá que nos estamos mudando!"

Fernando Ruíz es un muy buen conocedor de Cuba. La ha visitado, y dedicó muchos meses a entrevistar periodistas independientes, y a recopilar información y notas sobre este movimiento de prensa sui géneris, inédito en los otros regímenes comunistas.

Ruiz había asistido un día antes a la presentación del Diálogo Latino Cubano, del Puente Democrático, efectuado en las oficinas de CADAL, donde nos presentaron. Ahora me lo encontraba nuevamente.

Le agradecí la oferta y tomé el viejo periódico con las fotos de Fidel Castro y Perón, y el libro que enseñaba a escribir crónicas, para regalárselo a un colega, que se esfuerza por aprender. También tomé viejos ejemplares de La Nación y La opinión, y una biografía del insigne Bartolomé Mitre, periodista y político, que ansiaba leer en cuanto encontrara tiempo.

La temperatura era de 5 grados aquella mañana y andaba yo enfundado en un sobretodo negro, que un día antes me regalara Gabriel Salvia, director de CADAL, junto a un ejemplar del libro"Otra grieta en la pared", escrito por Fernando J. Ruíz, que me recomendó con marcado énfasis. Ahora en casa acabo de descubrirlo, cuando veo a mi esposa devorándolo con apremio. Ella tiene en el equipo la misión de seleccionarme los libros que me debiera leer, y aquel libro la tenía sin fregar los platos ni dormir a las niñas.

Me dijo que era un serio informe y testimonios de la prensa independiente cubana, publicado en marzo de 2004 en Buenos Aires, donde cuenta la vida de los periodistas cubanos en los días anteriores a la oleada represiva de la Primavera Negra, cuando fueron detenidos, enjuiciados y condenados 75 opositores, periodistas independientes y bibliotecarios, con largas condenas de cárcel, diseminados por todas las prisiones del país.

Tomé el libro y lo abrí en un párrafo cualquiera. Decía: “El crecimiento del periodismo libre en Cuba es algo más que el producto de rupturas políticas, también trata de rupturas profesionales. Varios hombres y mujeres no sólo encuentran una forma de ejercer su libertad, sino una nueva profesión. Si habían estudiado enfermería, medicina, economía, abogacía, geografía o física, ahora, además, abrazaban una nueva vocación profesional¨.

Los testimonios y los análisis, narrados en un lenguaje técnico y pulido, y una esmerada sencillez de estilo, vuelven a este libro primordial para la historia de la disidencia. El autor centra sus trabajos de investigación, en la relación del periodismo y la calidad de la democracia, en especial en América Latina.

Fernando J. Ruiz sufrió una corta prisión en Cuba en su última visita, cuando se llevaba los últimos testimonios de quienes poco tiempo más tarde serían los héroes de la Primavera Negra.

La esencia de este libro está sentenciada en la sinopsis de la contraportada: “El primer semestre de 2003 pasará a la historia como pausa y retroceso en el desarrollo democrático mundial. La invasión a Iraq, que conmovió la conciencia y mostró el largo camino que resta todavía por recorrer, para construir un orden económico internacional que respete los derechos humanos, fue la cortina de humo utilizada por Cuba, para que el mismo día de la invasión, el régimen aprovechara para tratar de destruir la disidencia interna, intentando así cerrar la grieta que se había abierto”.

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