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29.04.16

Primarias no vemos, corazones sabemos

(El Líbero) Al ser incapaces de respetar el derecho de la gente a escoger a los candidatos de sus coaliciones, los partidos de la Nueva Mayoría, con la venia de la Presidenta Bachelet, han socavado la credibilidad de su supuesto compromiso con un proceso constituyente que otorgue poder a las personas.
Por Patricio Navia

(El Líbero) Mientras por un lado el gobierno de Michelle Bachelet pretende hacernos creer que está impulsando un proceso constituyente participativo, por el otro la Nueva Mayoría demuestra fehacientemente su falta de compromiso con los principios democráticos al negar a sus simpatizantes la posibilidad de participar para escoger a los candidatos a alcaldes de esa coalición. En contraste, aunque solo realizará primarias en 43 comunas del país, la coalición derechista Chile Vamos aparece como un ejemplo de cómo se puede promover un mayor involucramiento de la ciudadanía en las decisiones políticas que toman las principales coaliciones del país.

Desde que fueron adoptadas como ley, las primarias abiertas y vinculantes han desnudado la poca disponibilidad de las principales coaliciones para involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones políticas. Si bien en 2013 se realizaron primarias para las elecciones presidenciales en las dos principales coaliciones, sólo las primarias del conglomerado derechista tenían incertidumbre. En la Nueva Mayoría, las primarias fueron más bien una operación para demostrar la enorme popularidad que entonces gozaba Michelle Bachelet que una oportunidad para que la gente escogiera entre candidatos con similares posibilidades de ganar. Incluso en la Alianza, la ajustada victoria de Pablo Longueira en las primarias no logró materializarse en una candidatura presidencial debido a los problemas de salud que aquejaron al líder de la UDI.

En 2013, teniendo la posibilidad de realizar primarias para escoger a los candidatos a senadores y diputados, la Nueva Mayoría optó por negar esa posibilidad a sus simpatizantes. Los partidos de la coalición centro-izquierdista negociaron a puertas cerradas los nombres de sus candidatos, al mejor estilo de entidades que se coluden para evitar la competencia. La Alianza, que también prefirió negociar los nombres de sus candidatos en la mayoría de los distritos, sí pudo alegar en su defensa que, en 10 distritos, uno de sus partidos, RN, realizó primarias para escoger a sus candidatos a la Cámara de Diputados.

La alta participación en las primarias presidenciales de 2013 —con más de 3 millones de votos, la mitad de los cuales fueron para la gran favorita de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet— dejó en claro que la gente quería participar en la selección de los candidatos. Daba la impresión que las primarias habían llegado para quedarse y que en años posteriores irían aumentando y ampliando su rango.

La desastrosa experiencia de las primarias para las elecciones municipales en 2016 muestra un retroceso en los espacios de participación ciudadana en el país. Si bien Chile Vamos ha optado por realizar primarias en 43 comunas, la coalición de derecha ha excluido a la mayoría de las comunas más pobladas de Chile. Es verdad que la derecha ha avanzado respecto a 2013 en la cantidad de lugares en los que hará primarias. Además, ahora las primarias serán entre candidatos de distintos partidos —no solo al interior de RN—. Aunque el avance de la derecha es discreto y tímido, cuando se lo compara con el vergonzoso comportamiento que ha tenido la Nueva Mayoría en su frustrado intento de inscribir primarias en un número no determinado de comunas del país, la derecha aparece como un tuerto rey en país de ciegos.

Sobran los calificativos para describir el vergonzoso frustrado intento de la Nueva Mayoría por inscribir primarias. Si bien lo que realmente ocurrió esa noche probablemente jamás se clarifique, sí se sabe que la historia no es cómo la contaron los partidos de la coalición gobernante. La sospecha de que la Nueva Mayoría no inscribió primarias porque no había concordado las comunas en las que éstas se realizarían se alimenta por el hecho que esa coalición todavía no entrega la lista de comunas en las que supuestamente quería realizar primarias para escoger a su candidato a alcalde.

Las acusaciones mutuas que han convertido la fallida inscripción a primarias de la Nueva Mayoría en un lamentable circo contrastan con el discurso oficial a favor de la participación ciudadana. Irónicamente, mientras la Presidenta Bachelet promueve un proceso consultivo no vinculante que terminará en una propuesta de nueva constitución, la coalición gobernante bloquea la posibilidad de que sus simpatizantes participen en una instancia vinculante con real capacidad de toma de decisiones. Alimentando sospechas que su discurso a favor de la participación ciudadana es falso, la Nueva Mayoría ha dejado escapar una oportunidad para promover el involucramiento de la gente en la toma de decisiones políticas. Al ser incapaces de respetar el derecho de la gente a escoger a los candidatos de sus coaliciones, los partidos de la Nueva Mayoría, con la venia de la Presidenta Bachelet, han socavado la credibilidad de su supuesto compromiso con un proceso constituyente que otorgue poder a las personas.

Fuente: El Líbero (Santiago, Chile)