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27.06.17

Elecciones sin electores

(El Líbero) En un país donde la participación electoral ya venía de caída, la decisión de realizar primarias en pleno invierno —en un día, además, en que la selección chilena de fútbol pudiera estar jugando la final de la Copa Confederaciones— no puede sino ser entendida como un autogol de una clase política deslegitimada e impopular.
Por Patricio Navia

(El Líbero) A cinco días de que se realicen las primarias presidenciales de Chile Vamos y del Frente Amplio, hay fundadas razones para temer que una baja participación opaque las victorias de los candidatos que resulten ganadores el 2 de julio. Aunque éstos igual obtendrán el derecho a estar en la papeleta el 19 de noviembre, la ventaja que debieran tener sobre los otros candidatos que competirán por la Presidencia se disipará si la gran mayoría de los electores decide abstenerse este domingo.

Ya que las reglas del juego influyen sobre las tasas de participación, sabemos de antemano que cuando se realizan elecciones en invierno, cuando se prohíben casi todas las formas de publicidad y cuando los candidatos se rehúsan a participar en debates, la participación tiende a decaer. En un país donde ésta ya venía de caída, la decisión de realizar primarias en pleno invierno —en un día, además, en que la selección chilena de fútbol pudiera estar jugando la final de la Copa Confederaciones— no puede sino ser entendida como un autogol de una clase política deslegitimada e impopular.

Para empeorar las cosas, solo una de las dos coaliciones más importantes del país escogerá a su candidato el 2 de julio. Ya que la gran mayoría de los electores que regularmente apoyan a nombres de la centroizquierdista Nueva Mayoría se abstendrán de participar el 2 de julio, aún si las primarias de Chile Vamos y del Frente Amplio convoquen a un alto número de simpatizantes la participación general será especialmente baja. Después de todo, cuando la Nueva Mayoría utilizó las primarias de 2013 para escoger a su candidato presidencial, dos de cada tres chilenos que asistió a la urnas ese día optó por apoyar a alguno de los cuatro candidatos de la coalición centroizquierdista.

La ley de primarias establece que las coaliciones pueden, voluntariamente, utilizar ese mecanismo para nominar a sus candidatos para Presidente y para el Congreso. Pero ni Chile Vamos ni la Nueva Mayoría optaron por usar ese mecanismo. El Frente Amplio decidió escoger a sus candidatos parlamentarios en siete de los 28 distritos que componen el nuevo mapa electoral del país. Pero como esa coalición está recién en formación, parece improbable que atraiga un caudal significativo de votos. Si bien ellos hablan de atraer cerca de 500 mil votantes, la cifra parece optimista, toda vez que la propia Alianza solo logró atraer 900 mil votantes a sus primarias presidenciales de 2013.

La baja participación siempre atenta contra la legitimidad de los candidatos ganadores. Aunque una victoria es siempre mejor que una derrota, las victorias con baja participación dejan un sabor amargo.  De ahí que los candidatos estén centrando parte de sus mensajes en incentivar la votación. En especial para aquellos que aparecen como favoritos para llegar primeros en Chile Vamos y el Frente Amplio, respectivamente (el ex Presidente Sebastián Piñera y la periodista Beatriz Sánchez), aumentar la participación electoral parece ser ahora la prioridad número uno. Porque cuando la participación es baja las predicciones de las encuestas pueden verse distorsionadas por las diferencias en la capacidad para movilizar simpatizantes que tengan los distintos candidatos, mientras menos gente participe, menos capacidad tienen las encuestas para predecir el resultado.

Como no podemos anticipar el efecto que tendrá el partido de fútbol del domingo —y ni siquiera sabemos aún si Chile logrará estar en la final—, predecir cuánta gente irá a votar es sólo una arriesgada apuesta. Los puntos de referencia que las propias coaliciones han usado—un millón de votos en Chile Vamos y 500 mil en el Frente Amplio— parecen especialmente optimistas.

Si bien hay razones para albergar cierto optimismo —como el buen rating que han tenido las apariciones de los candidatos en televisión—, no podemos todavía predecir el efecto del único debate presidencial que se realizó entre los candidatos de Chile Vamos anoche.

En los próximos días, los candidatos harán sus últimos esfuerzos por atraer a sus simpatizantes a las urnas. La nueva prohibición legal de difundir encuestas de intención de voto durante las dos semanas inmediatamente previas a las primarias contribuye a la incertidumbre, pero también pudiera simplemente terminar confirmando la sospecha prevalente en la derecha de que la victoria del ex Presidente Piñera ya está asegurada, por lo que la participación pudiera caer todavía más.

La ausencia de un clima electoral en las calles no ayudará tampoco a la participación. Y, como al final los más beneficiados con una baja participación serán aquellos que no hicieron primarias —el PDC y los partidos de izquierda de la Nueva Mayoría—, parece inevitable que el propio Gobierno haga mínimos esfuerzos por motivar una mayor participación ciudadana el 2 de julio.

Fuente: El Líbero (Santiago, Chile)